Sunday, February 18, 2007

Valentine’s Day and Argentine Wine / El Día de San Valentín y el vino argentino

I’ve always been quite the curmudgeon when it comes to Valentine’s Day. You know, the usual grumbling about capitalism and its exploitation of romance. Fortunately, I was able to put a positive twist on this year’s celebration with a Trapiche Broquel 2004 Malbec (and a lovely girlfriend to share it with didn’t hurt either). As I confessed in one of my first posts, I know basically nothing about wine. In case you’re a bit confused, I do know something about the development of the Argentine wine industry, and it just so happens that through my “research” I got to learn a little bit about the actual wine itself. So, all I can say about this Malbec, which apparently is now synonymous with Argentine wine in the U.K., is that it was smooth, had a little bit of spice, and had a short finish. I googled it and came back with this description:

“For a relatively new wine, this one is very smooth. The color is a rich purple of moderate intensity and superior clarity. With scents of leather, raspberry, a hint of spice, and a light background of oak, this wine bears more than a passing similarity to some cooler-climate Zinfandels. The taste is all fruit, with very mild tannin and a moderate acid level, and a short but enjoyable finish. With such soft tannins, it's unlikely this wine will do any serious aging, so drink now!” http://www.corkd.com/wine/view/12692

So there you have it. I also got it on sale for 12 dollars, a pretty good price to quality ratio. Of course, in Buenos Aires I bet this wine costs about 15 pesos (5 dollars), as Guía Vinum told me about another Trapiche Malbec 2004.

For those of you wondering, this whole event was your classic college student affair. The wine glasses were given to me as a gift from my Argentine host mother, the plastic plates were taken from the dining hall, and the “napkins” are actually tissues. What fine cuisine did we enjoy you ask? Well, chicken parmesan sandwiches from the local pizzeria, of course. And dessert? Jorgito alfajores! For those of you who don’t know, these “alfajores” are little Argentine chocolate treats with dulce de leche in the middle.

Jamás disfrutaba el Día de San Valentín. Siempre decía las quejas normales como el proceso de explotación capitalista sobre el amor. Este año tenía la suerte de usar el día por comprar un vino argentino – un Trapiche Broquel Malbec 2004. También, estaría en problemas si no menciono que el vino fue muy rico porque pasé la cena con mi novia linda.

Confesé en algunos de los posts primeros del blog que no sé nada sobre el vino. Tal vez estás un poco confundido porque estás leyendo este blog, sé un poco sobre el desarrollo de la industria vitivinícola y por las “investigaciones” aprendí un poco sobre el vino. Así que la única cosa que puedo decir sobre este Malbec, que es aparente que es un sinónimo por el vino argentino en Gran Britana (que malditas piratas…), es que fue suave, tenía un poco de especia, y el sabor terminó rápida en la lengua. Googleé (si, googlear es el verbo, mirá a esta nota en Clarín) el vino y encontré esta descripción en ingles y la traduje:

“Para un vino bastante nuevo, es muy suave. El color es un morado oscuro con una intensidad moderada y una claridad superior. Con aromas de cuero, frambuesa, y un poco de una especia, este vino es muy similar a algunos Zinfandels desde climas más frescas. El sabor tiene mucha fruta, con taninos muy suaves y un nivel de acido muy moderado, terminó muy rápido aunque disfruté mucho. Con taninos tan suaves, no es probable que vaya a madurar mucho, ¡así que tomá ahora!" http://www.corkd.com/wine/view/12692

Compré el vino por 12 dólares – una matanza en términos de pesos argentinos según Guia Vinum – pero es bastante barato por un vino tan bueno y usualmente se venden por 14 dólares.

Para los lectores que tienen un interés en el evento de tomar el vino, puedo compartir la descripción muy típica para un universitario. Los vasos fueron regalos de mi “mama argentina”, los platos eran plásticos que saqué del centro de comer de la universidad, y las servilletas eran pañuelos. ¿Me preguntan que comida fashion que comimos? Pollo parmesano de la pizzería local, por supuesto. Y para el poste comimos alfajores Jorgito que había traído desde Buenos Aires. ¡Que cena romántica!

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